Los fanáticos de la música tienen la inevitable tendencia de hacer circular toda clase de rumores en torno a los personajes controversiales que tanto admiran. Podría mencionar ejemplos muy conocidos, casi burdos, como el supuesto mensaje satánico oculto en Stairway to Heaven, la referencia al LSD en cierta canción de los Beatles o más fácil aún, cualquier historia extravagante sobre Marilyn Manson. O tal vez podría hablar de verdaderas leyendas como la de Zach Condon, un hijo pródigo que abandonó sus estudios para viajar por Europa.
Durante una mágica noche en Ámsterdam, Condon estaba afuera del apartamento de un viejo serbio que oía música gitana a todo volumen. Le preguntó al hombre qué era eso y eventualmente los dos se sentaron a oír disco tras disco en una sesión que duró varias horas.
Cuando regresó a su hogar en Santa Fe, convirtió su cuarto en un estudio improvisado y grabó lo que sería el debut de su banda Beirut, utilizando instrumentos tradicionales de esa música que tanto lo había impresionado.
Para sorpresa de críticos y aficionados, lo que este jovencito de 19 años había hecho en solitario simulaba una orquesta completa de música balcánica, algo que pudo haber sonado en los grandes salones junto a la voz de Édith Piaf, varias décadas atrás.
Actualmente Condon toca en vivo con una alineación de 10 músicos y 19 instrumentos, mientras las revistas de música que creció leyendo ahora aclaman su arte.
En su último disco, The Flying Club Cup, la orquesta de cuerdas está a cargo de Owen Pallett, mejor conocido como Final Fantasy. Este canadiense fue el genio, incógnito en aquel entonces, tras los arreglos orquestales de Arcade Fire (eso debería ser razón suficiente para que el lector se detenga en este momento a preguntarse por qué todavía no tiene alguno de sus discos).
Final Fantasy ganó el Premio Musical Polaris en 2006, un reconocimiento nacional al mérito artístico, entregado al mejor disco del año. Pallett es un prolífico artista que también ha grabado, hecho remixes, tocado en giras y compuesto orquestaciones para reconocidas bandas de diferentes géneros. Además, es famoso por usar un pedal que secuencia su violín, lo que le permite tocar sobre sus pistas recién grabadas y reproducir en vivo las capas de sonido de sus grabaciones, dándole al oyente la misma impresión: que Owen Pallett es una orquesta andante de pop barroco, término usado a veces para describir este complejo y relativamente desconocido tipo de música.
Muy lejos de ahí, habita un joven londinense llamado Patrick Wolf, otro ícono de este género que incorpora mucha “folktronica” a la mezcla. Considerado por muchos como un verdadero niño prodigio del pop, Wolf comenzó a experimentar con sonido a los 11 años.
Así, entre 1994 y 2002, grabó su primer disco usando ritmos y ruidos de cintas viejas, sesiones de Atari, sonidos ambientales de diversas ciudades e instrumentos inusuales coleccionados durante todos esos años. El resultado fue un aclamado debut que podría complacer a los seguidores más leales de Björk.
Al igual que Condon y Pallett, Wolf es prácticamente una banda de una sola persona. Los créditos de sus discos contienen una larga lista de los instrumentos que toca: viola, violín, ukulele, arpa, guitarra, kantele, clarinete, piano, clavicordio, órgano y acordeón, entre otros mucho más inconvencionales.
En el fondo, estos jóvenes talentos tiene mucho en común: los tres parecen almas viejas por su voz que va más allá de sus años, los tres tienen un estilo único que incorpora elementos de la música folk y los tres son muy admirados por la crítica y el público.
Final Fantasy y Beirut grabaron dos canciones para una compilación en octubre de 2007. Ambas piezas se convirtieron inmediatamente en favoritas de sus seguidores y ahora son tocadas regularmente en sus conciertos. Además, Patrick Wolf y Final Fantasy ya han tocado en vivo alguna vez. Por el momento, cada uno seguirá dejando su legado individual en la historia de la música independiente, pero el día en que los tres finalmente se unan... conquistarán el mundo.
Durante una mágica noche en Ámsterdam, Condon estaba afuera del apartamento de un viejo serbio que oía música gitana a todo volumen. Le preguntó al hombre qué era eso y eventualmente los dos se sentaron a oír disco tras disco en una sesión que duró varias horas.
Cuando regresó a su hogar en Santa Fe, convirtió su cuarto en un estudio improvisado y grabó lo que sería el debut de su banda Beirut, utilizando instrumentos tradicionales de esa música que tanto lo había impresionado.
Para sorpresa de críticos y aficionados, lo que este jovencito de 19 años había hecho en solitario simulaba una orquesta completa de música balcánica, algo que pudo haber sonado en los grandes salones junto a la voz de Édith Piaf, varias décadas atrás.
Actualmente Condon toca en vivo con una alineación de 10 músicos y 19 instrumentos, mientras las revistas de música que creció leyendo ahora aclaman su arte.
En su último disco, The Flying Club Cup, la orquesta de cuerdas está a cargo de Owen Pallett, mejor conocido como Final Fantasy. Este canadiense fue el genio, incógnito en aquel entonces, tras los arreglos orquestales de Arcade Fire (eso debería ser razón suficiente para que el lector se detenga en este momento a preguntarse por qué todavía no tiene alguno de sus discos).
Final Fantasy ganó el Premio Musical Polaris en 2006, un reconocimiento nacional al mérito artístico, entregado al mejor disco del año. Pallett es un prolífico artista que también ha grabado, hecho remixes, tocado en giras y compuesto orquestaciones para reconocidas bandas de diferentes géneros. Además, es famoso por usar un pedal que secuencia su violín, lo que le permite tocar sobre sus pistas recién grabadas y reproducir en vivo las capas de sonido de sus grabaciones, dándole al oyente la misma impresión: que Owen Pallett es una orquesta andante de pop barroco, término usado a veces para describir este complejo y relativamente desconocido tipo de música.
Muy lejos de ahí, habita un joven londinense llamado Patrick Wolf, otro ícono de este género que incorpora mucha “folktronica” a la mezcla. Considerado por muchos como un verdadero niño prodigio del pop, Wolf comenzó a experimentar con sonido a los 11 años.
Así, entre 1994 y 2002, grabó su primer disco usando ritmos y ruidos de cintas viejas, sesiones de Atari, sonidos ambientales de diversas ciudades e instrumentos inusuales coleccionados durante todos esos años. El resultado fue un aclamado debut que podría complacer a los seguidores más leales de Björk.
Al igual que Condon y Pallett, Wolf es prácticamente una banda de una sola persona. Los créditos de sus discos contienen una larga lista de los instrumentos que toca: viola, violín, ukulele, arpa, guitarra, kantele, clarinete, piano, clavicordio, órgano y acordeón, entre otros mucho más inconvencionales.
En el fondo, estos jóvenes talentos tiene mucho en común: los tres parecen almas viejas por su voz que va más allá de sus años, los tres tienen un estilo único que incorpora elementos de la música folk y los tres son muy admirados por la crítica y el público.
Final Fantasy y Beirut grabaron dos canciones para una compilación en octubre de 2007. Ambas piezas se convirtieron inmediatamente en favoritas de sus seguidores y ahora son tocadas regularmente en sus conciertos. Además, Patrick Wolf y Final Fantasy ya han tocado en vivo alguna vez. Por el momento, cada uno seguirá dejando su legado individual en la historia de la música independiente, pero el día en que los tres finalmente se unan... conquistarán el mundo.